sábado, 23 de junio de 2007

I GUERRA MUNDIAL

La primera guerra mundial comenzó producto del asesinato del archiduque de Austria Francisco Fernando de Austria, heredero al trono del imperio Austro Húngaro en la ciudad de Sarajevo en Bosnia. Pero en realidad las causas de la Gran Guerra Europea las podemos encontrar en una serie de conflictos previos que se relacionan directamente con la fase imperialista.

a) La Competencia interimperialista:

A comienzos del siglo XX Inglaterra comenzó a ver afectada su posición hegemónica ante a amenaza comercial que significaban Alemania, Estados Unidos y Japón. Siendo Alemania el principal competidor que tenía Inglaterra en el continente europeo las disputas comerciales comenzaron a trasladarse al plano militar a través de la carrera armamentista.

Pero el principal problema entre las distintas potencias radicaba en que ya no quedaban zonas en ele mundo que repartir, y mucho menos en Europa, quedando un solo flanco descubierto por las potencias, que además buscaba su propia autodeterminación: la península de los Balcanes. Esta zona tenía pretensiones de domino por parte de tres potencias: Austria-Hungría, Rusia y Turquía, en tanto que la política paneslava serbia implicaba la unión de todos los pueblos eslavos de la zona.

La competencia entre los imperios coloniales tarde o temprano iba a estallar, siendo un claro reflejo de esta tensión la denominada paz armada.

b) Paz Armada: Fue el período posterior a la Conferencia de Berlín de 1884, en la cual las potencias se repartieron África y plantearon la necesidad de evitar una guerra entre ellas. Pero una cosa es la diplomacia y otra son las políticas de defensa, ya que en cierta forma, todas las potencias sabían de la proximidad de una guerra entre ellas, por lo cual si bien había paz, se armaron hasta los dientes, preparando el camino para el debut de las nuevas armas propias de la guerra moderna.

c) La propaganda nacionalista: Sin duda alguna el nacionalismo tuvo una gran importancia en el conflicto ya que apelando a estos sentimientos las potencias lograron que su población colonizara nuevos territorios y ante todo se sintiera superior a los otros países y demás potencias, aumentando el odio entre naciones.

d) Sistema de alianzas: Por último la creación de sistemas de alianza estratégico-militar cimentó el camino para que un conflicto regional como el de Sarajevo terminara en una escalada que llevo el conflicto a la gran guerra europea y mundial. Como la repartición del mundo había terminado, era lógico pensar que se pudiesen desarrollar conflictos entre países, en especial por las pretensiones de dominio de varios (Francia quería recuperar Alsacia y Lorena en manos de Alemania, Italia Trieste y Trentino en manso de Austria-Hungría, Austria, Rusia y Turquía se disputan los Balcanes, mientras Serbia quiere crear la Gran Yugoslavia, y por otro lado la competencia comercial entre Inglaterra y Alemania es cada vez mayor). Las alianzas que se crearon fueron:

a)TRIPLE ALIANZA: Compuesta por Imperio Alemán, Imperio Autro-Húngaro, Italia (mas tarde Italia se retira y se une a Francia e Inglaterra, en cambio se une a los imperios centrales Turquía)
b)TRIPLE ENTENTE: Compuesta por Inglaterra, Francia y Rusia (en 1917 se retira de la Guerra producto del triunfo de la revolución bolchevique)
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II GUERRA MUNDIAL

1. - CAUSAS DE LA GUERRA

Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos alcanzaron, por su parte, los objetivos previstos en el conflicto iniciado en 1914. Habían logrado que Alemania limitara su potencial militar a una cifra determinada y reorganizaron Europa y el mundo según sus intereses. No obstante, los desacuerdos políticos entre Francia y Gran Bretaña durante el periodo de entreguerras (1918-1939) fueron frecuentes, y ambos países desconfiaban de su capacidad para mantener la paz. Estados Unidos, desengañado con sus aliados europeos, que no pagaron las deudas contraídas en la guerra, inició una política aislacionista.

a) El fracaso de los esfuerzos de paz

Durante la década de 1920 se llevaron a cabo varios intentos para lograr el establecimiento de una paz duradera. En primer lugar, en 1920 se constituyó la Sociedad de Naciones, un organismo internacional de arbitraje fundado un año antes, en el que los diferentes países podrían dirimir sus disputas. Durante la celebración del Pacto de París (1928), 63 naciones firmaron el Tratado para la Renuncia a la Guerra, también denominado Pacto Briand-Kellogg, por el que renunciaron a la guerra como instrumento de sus respectivas políticas nacionales y se comprometieron a resolver los conflictos internacionales por medios pacíficos. Los países signatarios habían decidido de antemano no incluir las guerras de autodefensa en esta renuncia a los medios bélicos.

b) El ascenso del fascismo y la formación del eje

Uno de los objetivos de los vencedores de la I Guerra Mundial había sido hacer del mundo un lugar seguro para la democracia; la Alemania de posguerra (cuyo régimen es conocido como la República de Weimar) adoptó una Constitución democrática, al igual que la mayoría de los estados reconstituidos o creados después de la contienda. Sin embargo, en la década de 1920 proliferaron los movimientos que propugnaban un régimen basado en el totalitarismo nacionalista y militarista, conocido por su nombre italiano, fascismo, que prometía satisfacer las necesidades del pueblo con más eficacia que la democracia y se presentaba como una defensa segura frente al comunismo. Benito Mussolini estableció en Italia en 1922 la primera dictadura fascista.

La Gran Depresión que se produjo a finales de 1929 y se extendió a los comienzos de la década de 1930 afectó profundamente a Alemania. Los partidos moderados no llegaban a ningún acuerdo con respecto a las posibles soluciones, y un gran número de ciudadanos depositó su confianza especialmente en los nazis. Hitler fue nombrado canciller de Alemania en 1933 y de inmediato se erigió en dictador tras una serie de maniobras políticas e instituyó el llamado III Reich.

Japón no adoptó un régimen fascista de forma oficial, pero la influyente posición de las Fuerzas Armadas en el seno del gobierno les permitió imponer un totalitarismo de características similares. Los militares japoneses se anticiparon a Hitler a la hora de desmantelar la situación mundial. Aprovecharon un pequeño enfrentamiento con tropas chinas en las proximidades de Mukden (actual Shenyang) en 1931 como pretexto para apoderarse de Dongbei Pingyuan (Manchuria), en donde constituyeron el Estado de Manchukuo en 1932. Asimismo, ocuparon entre 1937 y 1938 los principales puertos de China.

Hitler, tras denunciar las cláusulas sobre desarme impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles, organizar unas nuevas Fuerzas Aéreas y reimplantar el servicio militar, puso a prueba su nuevo armamento durante la Guerra Civil española (1936-1939), en la que participó en defensa de los militares rebeldes junto con las tropas italianas de Mussolini, que pasaron a apoyar a los insurrectos españoles después de haber conquistado Etiopía (1935-1936) en un breve conflicto armado. Los tratados firmados por Alemania, Italia y Japón (además de otros estados como Hungría, Rumania y Bulgaria por ejemplo) desde 1936, cuando los dos primeros países acordaron el primero de ellos, hasta 1941 (cuando Bulgaria se incorporó a los mismos) dieron como resultado la formación del Eje Roma-Berlín-Tokio.

c) La agresión alemana en Europa

Hitler inició su propia campaña expansionista con la Anschluss (en alemán, ‘anexión’ o ‘unión’) de Austria en marzo de 1938, para lograr la cual no hubo de hacer frente a ningún impedimento: Italia lo apoyó, y los británicos y franceses, intimidados por el rearme de Alemania, aceptaron que Hitler alegara que la situación de Austria concernía a la política interior alemana. Estados Unidos había limitado drásticamente su capacidad para actuar contra este tipo de agresiones después de haber aprobado una ley de neutralidad que prohibía el envío de ayuda material a cualquiera de las partes implicadas en un conflicto internacional. En septiembre de 1938, Hitler amenazó con declarar la guerra para anexionarse la zona de la frontera occidental de Checoslovaquia, los Sudetes, con sus 3,5 millones de ciudadanos de lengua alemana. El primer ministro británico, Arthur Neville Chamberlain, inició una serie de conversaciones que concluyeron a finales de mes con el Pacto de Munich, en el que los checoslovacos, instados por británicos y franceses, renunciaban a los Sudetes a cambio de que Hitler se comprometiera a no apoderarse de más territorios checos. No obstante, este acuerdo no tardó en convertirse en un apaciguamiento infructuoso: Hitler invadió el resto de Checoslovaquia en marzo de 1939. El gobierno británico, alarmado por esta nueva agresión y las amenazas proferidas por Hitler contra Polonia, se comprometió a ayudar a este país en el caso de que Alemania pusiera en peligro su independencia. Francia también estableció un tratado de defensa mutua con Polonia.

La otra vertiente de la política de apaciguamiento tenía como protagonista a la URSS. Iósiv Stalin, el máximo dirigente soviético, había ofrecido ayuda militar a Checoslovaquia durante la crisis de 1938, pero su proposición no fue tenida en consideración por ninguna de las partes del Pacto de Munich. Ahora que existía la amenaza de una guerra, ambos bandos procuraban obtener la alianza soviética, pero fue Hitler el que realizó la oferta más atractiva. El Pacto Germano-soviético se firmó en Moscú en la madrugada del 23 de agosto de 1939. En el comunicado hecho público al día siguiente, Alemania y la URSS acordaban no luchar entre sí; existía, no obstante, un protocolo secreto en el que se concedía a Stalin libertad de acción en Finlandia, Estonia, Letonia y en el este de Polonia y en Rumania.

2. – LAS OPERACIONES MILITARES

Los ejércitos alemanes marcharon sobre Polonia a primeras horas de la mañana del 1 de septiembre de 1939. Los británicos y los franceses declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre, pero no tenían intención de prestar ayuda a los polacos.

2.1. – Primera fase: la supremacía del Eje

El número de tropas de las fuerzas alemanas y polacas era prácticamente similar. Hitler envió 1,5 millones de soldados y el mariscal polaco Edwar Rydz-Smigly esperaba reunir 1,8 millones de hombres. Sin embargo los alemanes contaban con seis divisiones panzer (‘acorazadas’) y cuatro divisiones motorizadas; los polacos sólo disponían de una brigada acorazada, una motorizada y algunos batallones de carros de combate. Las Fuerzas Aéreas alemanas estaban formadas por 1.600 aeronaves de último modelo, mientras que la mitad de los 935 aviones polacos eran obsoletos.

a) La guerra relámpago en Polonia

La estrategia polaca consistía en una rígida defensa de toda la frontera y preveía varias semanas de escaramuzas preliminares con los alemanes. No obstante, ambos cálculos resultaron incorrectos. En la mañana del 1 de septiembre, oleadas de bombarderos alemanes atacaron las líneas férreas y bloquearon la movilización polaca. Durante los cuatro días siguientes, dos grupos militares —procedentes de Prusia Oriental y Silesia, respectivamente— abrieron el paso a las unidades de avance acorazadas que se dirigían con rapidez hacia Varsovia y Brest. En esto consistía la blitzkrieg (en alemán, ‘guerra relámpago’): desplegar de forma simultánea fuerzas acorazadas, aviación e infantería para realizar un movimiento en forma de pinza y envolver al enemigo en un breve espacio de tiempo.

Los alemanes rodearon Varsovia entre el 8 y el 10 de septiembre, bloqueando a las fuerzas polacas al oeste de la capital. El 17 de septiembre, un segundo y más profundo movimiento envolvente se cerró cerca de Brest. Ese mismo día, el Ejército Rojo soviético atacó la frontera. Prácticamente toda Polonia había sido invadida el 20 de septiembre; el 6 de octubre capituló el fuerte de Kock, último bastión de la resistencia polaca.

b) La derrota de Francia

El 20 de mayo, el grupo panzer tomó la ciudad francesa de Abbeville, situada en la desembocadura del río Somme, y comenzó a avanzar hacia el norte a lo largo de la costa. Hacia el 26 de mayo, los británicos y los franceses se vieron obligados a retroceder hasta una estrecha playa que se encontraba en los alrededores de Dunkerque. El rey belga, Leopoldo III, capituló al día siguiente. Destructores y pequeñas embarcaciones de todo tipo consiguieron evacuar de Dunkerque a 338.226 hombres en un salvamento heroico propiciado por la actitud del general alemán Gerd von Rundstedt, que ordenó a sus carros de combate que se detuvieran a fin de preservarlos para la siguiente fase de la operación. La campaña contra Francia comenzó el 5 de junio. Italia declaró la guerra a Francia y Gran Bretaña el 10 de junio. La Línea Maginot, que sólo dejaba a merced del enemigo la frontera con Bélgica, no había sufrido el más mínimo daño, pero el comandante de las fuerzas francesas, el general Maxime Weygand, no disponía de ningún medio para proteger París por el norte y el oeste. El 17 de junio, el mariscal Henri Philippe Pétain, nombrado jefe de gobierno el día anterior solicitó un armisticio, que fue firmado el 22 de junio, en el que se acordó que Alemania controlaría el norte y la franja atlántica de Francia. Pétain estableció la capital de su gobierno en Vichy el 1 de julio, en la zona no ocupada del sureste, y constituyó así uno de los regímenes colaboracionistas más significativos de cuantos se crearon durante la II Guerra Mundial.

c) La batalla de Inglaterra

En el verano de 1940, Hitler dominaba Europa desde el noruego cabo Norte hasta los Pirineos. Su único enemigo activo —Gran Bretaña, gobernada desde mayo por un nuevo primer ministro, Winston Churchill— juró continuar la lucha. El Ejército británico había abandonado la mayor parte de su armamento en las playas de Dunkerque. Stalin no pensaba desafiar a Hitler. Ante la caída de Francia, Estados Unidos inició el primer reclutamiento realizado en tiempo de paz de toda su historia e incrementó considerablemente su presupuesto militar.

Los alemanes confiaban en vencer a los británicos obligándoles a que se rindieran por falta de suministros. La batalla del Atlántico comenzó en junio de 1940 y en ella se recurrió a la guerra submarina para cortar el transporte de suministros británicos. Los alemanes contaban ahora con bases submarinas en Noruega y Francia. En los primeros momentos del conflicto, disponían únicamente de 28 submarinos, pero se estaban construyendo muchos más.

El método más rápido de acabar con los británicos era una invasión, pero esto implicaba cruzar el canal de la Mancha; Hitler no se arriesgaría a emprender esta acción a menos que se neutralizara antes a la Royal Air Force (Fuerzas Aéreas Reales británicas o RAF). Por lo tanto, la batalla de Inglaterra se desarrolló en el aire, no en las playas. Los alemanes bombardearon puertos, aeródromos y ciudades británicas durante agosto y parte de septiembre de 1940, pero los daños causados, si bien graves para la población civil, resultaron poco decisivos desde el punto de vista militar previsto por los alemanes, por lo que el 17 de septiembre de 1940, Hitler pospuso la invasión de las islas Británicas indefinidamente.

d) La invasión alemana de la URSS

En la mañana del 22 de junio de 1941, más de 3 millones de soldados alemanes iniciaron la invasión de la URSS. Stalin, cuya confianza en el poderío militar soviético se había tambaleado tras la guerra con Finlandia, prohibió toda respuesta o reacción por miedo a provocar a los alemanes. Además, el Alto Mando soviético había llegado a la conclusión de que la guerra relámpago, tal y como se había llevado a cabo en Polonia y Francia, no podría ponerse en práctica en la URSS; ambos bandos se limitarían a mantener pequeños combates a lo largo de la frontera, al menos durante varias semanas. El Ejército soviético contaba con 2,9 millones de soldados en la frontera occidental y era dos veces superior a los alemanes en carros de combate y diez veces en aeronaves. Muchos de sus tanques estaban anticuados, pero otros, concretamente los T-34, eran mucho más sofisticados que los alemanes.

Los alemanes habían organizado tres grupos de ejércitos para la invasión, denominados Norte, Centro y Sur, que se dirigirían hacia Leningrado (en la actualidad San Petersburgo), Moscú y Kíev. Hitler y sus generales habían llegado a la conclusión de que su principal problema estratégico consistía en bloquear al Ejército soviético durante la batalla y derrotarlo antes de que pudiera escapar adentrándose en el país; sin embargo, discrepaban sobre cómo superar este inconveniente. La mayoría de los generales creían que el régimen soviético lo sacrificaría todo por salvar Moscú, la capital, el punto de unión de las redes ferroviarias y de carreteras, y el principal centro industrial de la URSS. En opinión de Hitler, la tierra y los recursos de Ucrania y el petróleo de Caucasia eran más importantes. Finalmente se llegó a un compromiso que satisfizo tanto a Hitler como a sus generales: lanzar tres ofensivas que deberían alcanzar la victoria en diez semanas antes de que finalizara el verano.

Churchill ofreció una alianza a la URSS y Roosevelt hizo extensiva a este Estado la Ley de Préstamo y Arriendo, pero al cabo de los primeros días, sus respectivos estados mayores creían que la contienda terminaría en una semana aproximadamente. A finales de agosto, el Grupo de ejércitos del Centro había realizado importantes avances en Białystok y Minsk, y tras cruzar el río Dniéper, la frontera natural del oeste de Moscú, se encontraba cerca de Smolensk habiendo cubierto más de dos terceras partes del camino hasta Moscú.

Los rusos actuaron, según lo previsto por los generales alemanes, sacrificando enormes cantidades de tropas y armamento para defender Moscú. Sin embargo, Hitler no estaba satisfecho y, pese a las protestas de su Alto Mando, ordenó al Grupo de ejércitos del Centro dirigir las fuerzas acorazadas hacia el norte y el sur para ayudar a los otros dos ejércitos, con lo que se detuvo el avance hacia Moscú. El 8 de septiembre, el Grupo de ejércitos del Norte puso sitio a Leningrado. El día 16 de ese mes, el Grupo de ejércitos del Sur cerró una gigantesca maniobra envolvente al este de Kíev; fue entonces cuando Hitler decidió reanudar el avance hacia Moscú y ordenó a las fuerzas blindadas reunirse con el Grupo de ejércitos del Centro.

El Grupo de ejércitos del Centro retomó las operaciones el 2 de octubre, después de una interrupción de seis semanas. Se realizaron dos grandes maniobras envolventes pero pronto comenzaron las lluvias del otoño, que convirtieron las carreteras soviéticas, sin pavimentar, en barrizales que frenaron el avance durante casi un mes.

A mediados de noviembre bajaron las temperaturas y el suelo se heló. Hitler y el comandante del Grupo de ejércitos del Centro, el mariscal de campo Fedor von Bock, decidieron seguir adelante, con el fin de acabar la campaña de 1941 con una victoria en Moscú antes de la llegada del invierno.

Los generales que estaban al mando de los dos grupos acorazados que Bock mandó como avanzadilla tuvieron que detener la marcha el 5 de diciembre ante las extremas condiciones climatológicas que tuvieron que afrontar.

Stalin, que permaneció en Moscú, y el general Gueorgui Konstantínovich Zhúkov lanzaron una fuerte contraofensiva con las fuerzas de reserva rusas el 6 de diciembre y, al cabo de pocos días, el grupo de avance de los alemanes fue arrollado.

La contraofensiva de Moscú no tardó en extenderse a todo el frente, siguiendo las órdenes de Stalin. Los alemanes no habían formado líneas defensivas para la retaguardia y no podían cavar trincheras porque el suelo estaba congelado. Algunos de los generales aconsejaron que las tropas se retiraran a Polonia, pero Hitler les ordenó el 18 de diciembre mantenerse firmes en las posiciones en que se encontraran, con lo que logró mantener el sitio sobre Leningrado, seguir acechando Moscú y conservar la zona occidental de Ucrania.

La zona más conflictiva en esos momentos era el frente ruso, donde los alemanes tomaron nuevamente la iniciativa en el verano de 1942 en las ofensivas sobre el sur de Leningrado, así como sobre las proximidades de la ciudad de Járkov y de la península de Crimea. Era tal la fe de Hitler en la victoria en 1941, que ordenó detener la fabricación de armas y municiones para el Ejército de Tierra y reconvirtió estas industrias para que fabricaran materiales para las Fuerzas Aéreas y la Armada. La producción de armamento para el Ejército se había reanudado en enero de 1942, pero esta remesa no llegaría al frente hasta finales del verano. Por otro lado, la producción de armas soviética fue aumentando progresivamente desde comienzos del nuevo año; además, la base industrial de la URSS era mayor que la alemana.

Hitler sabía que no podría llevar a cabo una nueva ofensiva total sobre tres objetivos. Algunos de sus generales proponían que se aguardara un año hasta que se volviera a reorganizar al Ejército, pero Hitler estaba decidido a conseguir la victoria en 1942, por lo que intentó obligar al mando soviético a sacrificar al grueso de su Ejército para defender las minas de carbón de la cuenca del Donets y los campos de petróleo de Caucasia.

La ofensiva comenzó el 28 de junio y, en menos de cuatro semanas, los ejércitos alemanes habían tomado la cuenca del Donets y habían avanzado por el este hasta el río Don. Stalin y sus generales cometieron un error que finalmente fue beneficioso para sus intereses: creyendo que los alemanes iban a lanzar un segundo ataque, más fuerte, sobre Moscú, no habían hecho intervenir a sus reservas y permitieron que los ejércitos del sur se retiraran.

Hitler, alentado por la facilidad y rapidez del avance, cambió sus planes en la última semana de julio. Inicialmente, había propuesto que las tropas se dirigieran hacia el este de Stalingrado (en la actualidad Volgogrado), tomaran una posición firme en el Volga y enviaran entonces una fuerza que se adentrara en el sur de Caucasia. El 23 de julio ordenó que dos ejércitos continuaran la marcha hacia Stalingrado y que otros dos se desplazaran hacia el sur cruzando el bajo Don y tomaran los campos petroleros de Maikop, Grozni y Bakú.

El 9 de agosto los alemanes se habían adentrado en Caucasia, en dirección a Maikop. El triunfo parecía acercarse cuando el VI Ejército y el IV Ejército Acorazado se unieron cerca de Stalingrado el 3 de septiembre.

La URSS atravesó la situación más difícil de la guerra a finales de julio de 1942, cuando tras la retirada rusa los alemanes estuvieron en condiciones de avanzar a lo largo del Volga, por detrás de Moscú, y de adentrarse en Caucasia. El 28 de julio, Stalin hizo un llamamiento a sus tropas para que libraran una guerra patriótica por Rusia. A finales de agosto convocó a sus dos mejores militares, Zhúkov, que había organizado la contraofensiva de Moscú en diciembre de 1941, y el general Alexandr M. Vasilevski, jefe del Estado Mayor del Ejército, para tomar una decisión sobre Stalingrado. Éstos propusieron derrotar al enemigo bloqueando a sus tropas en la ciudad mientras se reunían los medios para lanzar un contraataque.
Los alemanes habían avanzado 1.100 km más hacia Leningrado y Caucasia en el frente oriental. Hitler no disponía de tropas alemanas para cubrir esa distancia, de manera que tuvo que recurrir a las tropas puestas a su disposición por sus aliados. Así pues, mientras el VI y IV Ejércitos Acorazados permanecían inmovilizados en Stalingrado durante septiembre y octubre de 1942, fueron flanqueados por los ejércitos rumanos que acudieron en su ayuda. Un ejército de italianos y húngaros comenzó a remontar el río Don rápidamente.

En la mañana del 19 de noviembre las fuerzas acorazadas soviéticas atacaron a los rumanos al oeste y el sur de Stalingrado. Se reunieron tres días después en Kalach, a orillas del río Don, donde rodearon al VI Ejército, casi la mitad del IV Ejército Acorazado y a varias unidades de rumanos. Hitler ordenó al comandante del VI Ejército, el general Friedrich von Paulus, resistir y le prometió mandar suministros por aire; asimismo, envió a Manstein, que en aquella época era mariscal de campo, para aliviar la presión en esa zona. El transporte aéreo no pudo hacer llegar a Manstein las 300 toneladas de suministros que necesitaba cada día, y las fuerzas de la operación de descerco fueron contenidas a 55 km de las tropas de Manstein a finales de diciembre. El VI Ejército estaba condenado a menos que intentara atravesar las filas enemigas, y Hitler no lo permitía.

Los rusos se internaron en este reducto por tres frentes en enero de 1943, y Paulus se rindió el 1 de febrero. Después de la lucha de Stalingrado, los alemanes se vieron obligados a retirarse de Caucasia y retroceder aproximadamente a la línea de la que partieron en la ofensiva del verano de 1942; esto se debió en parte a la derrota de las fuerzas italianas y húngaras.

e) El comienzo de la guerra en el Pacífico

Japón, ante la aparente inminencia de la derrota soviética en el verano y otoño de 1941, vio una gran ocasión para apoderarse del petróleo y demás recursos del Sureste asiático y las islas de los alrededores, pero sabía que estas acciones desatarían una guerra contra Estados Unidos. El gobierno estadounidense deseaba detener la expansión japonesa, pero no estaba seguro de que la opinión pública estuviera dispuesta a llegar a la guerra para cumplir este objetivo. Acuciados por el embargo de petróleo que sufrían, los japoneses decidieron lanzar un ataque sobre el Sureste asiático.

Pearl Harbor

Cuando el general Tojo Hideki fue nombrado primer ministro a mediados de octubre, decidió que el día 29 de noviembre era la fecha límite para que su país aceptara un pacto sin guerra. El plazo fijado por Tojo, que se mantenía en secreto, significaba que la guerra era prácticamente segura.

El Ejército y la Armada japonesa habían desarrollado una estrategia basada en realizar ataques rápidos en Birmania, la península Malaya, Indias Orientales y Filipinas y establecer un cinturón defensivo en la zona central y suroccidental del Pacífico. Esperaban que Estados Unidos les declarara la guerra, pero no creían que estuvieran dispuestos a prolongar la contienda durante mucho tiempo. Su máxima preocupación era la flota estadounidense del Pacífico, establecida en Pearl Harbor (Hawai).

Pocos minutos después de la ocho de la mañana del domingo 7 de diciembre de 1941 aeronaves japonesas trasladadas en portaaviones bombardearon Pearl Harbor. Hundieron cuatro acorazados y causaron daños a cuatro más en un ataque que duró menos de dos horas. Estados Unidos entró en guerra con Japón el 8 de diciembre; Alemania e Italia declararon la guerra a Estados Unidos el 11 de diciembre.

La batalla de Midway

Una potente escuadra japonesa, compuesta por nueve acorazados y cuatro portaaviones, al mando de la cual se hallaba el almirante Yamamoto Isoroku, puso rumbo a Midway la primera semana de junio. El almirante Chester William Nimitz, que había asumido el mando de la flota estadounidense del océano Pacífico después del ataque a Pearl Harbor, sólo disponía de tres portaaviones y siete cruceros pesados, pero podía tener acceso a los mensajes emitidos por los japoneses. La batalla de Midway comenzó en la mañana del 4 de junio: los bombarderos estadounidenses destruyeron tres de los portaaviones japoneses en cinco minutos. El cuarto cayó un poco más tarde, después de que sus aviones hubieran hundido el portaaviones estadounidense Yorktown.

La posterior conquista japonesa de Kiska y Attu (islas Aleutianas) los días 6 y 7 no compensaron la derrota de Midway, de la que nunca llegó a recuperarse la Armada japonesa. Sus acorazados no sufrieron ningún daño, pero la batalla del Mar del Coral y la de Midway habían demostrado que las naves de guerra más importantes eran los portaaviones, y el enemigo había destruido cuatro de ellos.

f) Los bombardeos aéreos sobre Alemania

Los británicos y estadounidenses decidieron en Casablanca iniciar una ofensiva aérea sobre Alemania como preludio del pospuesto ataque sobre el canal de la Mancha. En esta ocasión estaban de acuerdo sobre el momento en el que realizarla, pero no en el método. Los británicos, como resultado de su desalentadora experiencia con los bombardeos diurnos a comienzos de la guerra, habían construido bombarderos pesados, los Lancaster y los Halifax, para los ataques nocturnos sobre un área. Los estadounidenses creían que sus Flying Fortresses B-17 y los Liberators B-24 estaban suficientemente armados y blindados; estaban provistos de visores de bombardero que garantizaban la precisión necesaria para volar de día y alcanzar blancos muy pequeños. Los británicos hicieron una demostración de su técnica en cuatro ataques realizados sobre Hamburgo a finales de julio de 1943; gran parte de la ciudad fue destruida por el fuego y fallecieron 50.000 personas. La pérdida de aviones y tripulación estadounidenses fue aumentando a medida que las naves se adentraban en Alemania.

g) La batalla de Kursk

Antes de que concluyera la lucha en el frente oriental en marzo de 1943, Hitler era consciente de que no podría iniciar otra campaña en verano y propuso la creación de una barrera fortificada en este frente, similar a la que se estaba construyendo en el Atlántico a lo largo de la costa occidental europea. Sin embargo, la larga retirada del invierno había acortado la línea de batalla lo suficiente como para que pudiera disponer de dos ejércitos más. Asimismo, dejó una gran bolsa hacia el oeste, alrededor de la ciudad de Kursk. Hitler no quería dejar pasar la oportunidad de realizar una nueva maniobra envolvente.

Después de aguardar durante tres meses a que los nuevos carros de combate abandonaran la línea de concentración, Hitler dio la orden para que comenzara la batalla de Kursk el 5 de julio; atacó por el norte y el sur a través del extremo oriental de la bolsa. Zhúkov y Vasilevski también habían puesto sus miras en Kursk y reforzaron las tropas de los alrededores de la ciudad. Los rusos y los alemanes libraron hasta el 12 de julio la mayor batalla de carros de combate de la guerra. Hitler canceló la operación debido a que los estadounidenses y británicos habían arribado a Sicilia y era preciso transferir divisiones a esta zona. A partir de este momento, fueron los soviéticos los que tomaron la iniciativa estratégica en el este.

Después de la batalla de Kursk persistía la duda sobre si las fuerzas soviéticas podrían lanzar una ofensiva con éxito en el verano. El 12 de agosto, Hitler ordenó que comenzaran las obras para la construcción de una barrera en el este, a lo largo del río Narva y los lagos Pskov y Peipus—detrás del grupo militar del Norte— y de los ríos Desna y Dniéper —detrás de los Grupos de ejércitos del Centro y el Sur. En la segunda mitad de dicho mes, la ofensiva soviética se expandió por el sur, a lo largo del río Donets, y por el norte, adentrándose en el sector del Grupo de ejércitos del Centro.

Hitler permitió al Grupo de ejércitos del Sur retirarse hasta el río Dniéper el 15 de septiembre; de lo contrario, lo más probable es que fuera aniquilado. Asimismo, ordenó a las tropas que destruyeran todo aquello que se encontrara en la zona oriental del río Dniéper y pudiera ser de alguna utilidad para el enemigo. Esta política sólo pudo llevarse a cabo parcialmente antes de que los soldados cruzaran el río a finales de mes; a partir de este momento se aplicó en todos los territorios cedidos a los rusos.

Las tropas alemanas no encontraron el más mínimo rastro de la barrera oriental al cruzar el río, y tuvieron que luchar desde el principio contra cinco cabezas de puente soviéticas. La orilla superior izquierda del río era la mejor línea defensiva que quedaba en la URSS, y los ejércitos rusos, mandados por Zhúkov y Vasilevski, lucharon encarnizadamente para impedir que el enemigo se hiciera fuerte en esta zona. Expandieron las cabezas de puente, cercaron al Ejército alemán en Crimea durante el mes de octubre, tomaron Kíev el 6 de noviembre y continuaron la ofensiva en invierno sin apenas interrupciones.

h) El desembarco de Normandía

El 6 de junio de 1944, el Día D, el I Ejército de Estados Unidos, dirigido por el general Omar Nelson Bradley, y el II Ejército británico, mandado por el general Miles C. Dempsey, establecieron cabezas de playa en Normandía, la costa francesa del canal de la Mancha. La resistencia de los alemanes fue firme, y las bases militares para los ejércitos aliados no eran tan buenas como se había esperado. La enorme superioridad aérea de los aliados en el norte de Francia impidió a Rommel movilizar a sus limitadas reservas. Además, Hitler estaba convencido de que el desembarco de Normandía era una estratagema y que la invasión principal tendría lugar al norte del río Sena. Por este motivo, se negó a dejar partir a las divisiones que se encontraban allí e insistió en que llegaran refuerzos de otras zonas distantes. A finales de junio, Eisenhower disponía de 850.000 hombres y 150.000 vehículos en Normandía.

La liberación de Francia

El 24 de julio los estadounidenses y los británicos seguían aislados en la cabeza de playa de Normandía, que había ampliado hasta incluir Saint-Lô y Caen. Bradley comenzó con la ofensiva al día siguiente lanzando un ataque desde Saint-Lô. A partir de este momento el frente se expandió rápidamente y Eisenhower agrupó a sus fuerzas. Montgomery asumió el mando del II Ejército británico y del I Ejército canadiense. Bradley se puso al frente del XII Grupo de Ejércitos, que acababa de entrar en acción y estaba compuesto por el I y III Ejércitos, mandados por los generales Courtney H. Hodges y George Smith Patton, respectivamente.

Una vez que los estadounidenses se dirigieron hacia el este la primera semana de agosto, se formó una bolsa alrededor del V y VII Ejércitos Panzer al oeste de Falaise. Los alemanes consiguieron mantener la posición hasta el 20 de agosto; después, se retiraron cruzando el Sena. Los estadounidenses liberaron París el 25 de agosto junto con las fuerzas de la Francia Libre y la resistencia interior, lideradas por Charles de Gaulle.

Mientras tanto, las tropas estadounidenses y francesas habían llegado a la costa meridional de Francia (al sur de Marsella) el 15 de agosto, y establecieron contacto con las fuerzas de Bradley en las proximidades de Dijon la segunda semana de septiembre.

i) La guerra aérea en Europa

Las principales acciones llevadas a cabo contra Alemania en el otoño de 1944 fueron combates aéreos. Los bombarderos de Estados Unidos, escoltados por cazas de gran autonomía (concretamente, los Mustang P-51) atacaban los objetivos industriales durante el día y las ciudades por la noche. Hitler respondió a estas agresiones atacando Gran Bretaña con bombas V-1 y cohetes V-2; no obstante, los alemanes perdieron las mejores bases de sus lanzamientos —el noroeste de Francia y Bélgica— en el mes de octubre. Los efectos de la estrategia aliada resultaron menos evidentes de lo que se había esperado. Los bombardeos no minaron la moral de la población civil, y la fabricación de cazas y vehículos acorazados alcanzó la cota más elevada de la guerra en la segunda mitad de 1944. Por otro lado, la producción de hierro y acero disminuyó a la mitad entre septiembre y diciembre; asimismo, la destrucción continua de plantas de petróleo sintético, unida a la pérdida de los campos petroleros de Ploieşti (Rumania), limitó drásticamente las existencias de combustible para los carros de combate y aviones que abandonaban las cadenas de producción.

El acortamiento de los frentes en el este y el oeste y la interrupción de la lucha terrestre a finales de año proporcionaron a Hitler una nueva oportunidad para crear una reserva de 25 divisiones. Decidió utilizarlas en una ofensiva contra los británicos y estadounidenses; la táctica consistía en atravesar Bélgica hasta llegar a Amberes y arrasar esta zona, una acción similar a la que provocó en mayo de 1940 el desastre de Dunkerque.

j) La Conferencia de Yalta

En esos momentos, los ejércitos soviéticos se encontraban en el río Oder, a 60 km al este de Berlín. Habían aniquilado la línea alemana del Vístula y se aproximaban a la costa del Báltico, al este de Danzig (en la actualidad Gdańsk), en enero de 1945; hacia el 3 de febrero ya controlaban la zona del Oder. Stalin iba a reunirse con Roosevelt y Churchill en Yalta (Crimea) desde el 4 al 11 de febrero, y tenía en su poder toda Polonia y Berlín. En el transcurso de la Conferencia de Yalta, Stalin aceptó declarar la guerra a Japón en un plazo de tres meses, que comenzaría a partir de la rendición de Alemania, a cambio de ciertas concesiones territoriales en Extremo Oriente.

Los estadounidenses y los británicos no estaban de acuerdo en la forma en la que proceder contra Alemania. Durante un encuentro celebrado en Malta poco antes, Montgomery había propuesto que se lanzara un rápido y único ataque, llevado a cabo por el ejército del general británico, desde el norte de Alemania hasta Berlín. Deseaban que la mayor parte de los suministros aliados le fueran asignados a Montgomery, lo que significaba que los estadounidenses sólo desempeñarían una labor defensiva. En el plan de Eisenhower, que finalmente prevaleció, se daba prioridad a Montgomery, pero los ejércitos de Estados Unidos también participaban en la acción.

k) Las batallas finales en Europa

La última y débil esperanza de Hitler, alentada brevemente por el fallecimiento del presidente estadounidense Roosevelt ocurrido el 12 de abril, era que se desatara un conflicto entre las potencias occidentales y la URSS. El V Ejército de Estados Unidos y el VIII Ejército británico lanzaron una serie de ataques el 14 y el 16 de abril que les llevaron hasta el río Po en una semana. El avance soviético hacia Berlín comenzó el 16 de abril. El VII Ejército estadounidense tomó Nuremberg el 20 de abril. Cuatro días después los soviéticos cerraron el cerco sobre Berlín. Al día siguiente el V Ejército soviético y el I Ejército estadounidense establecieron contacto en la ciudad de Torgau, situada en el Elba (al noreste de Leipzig), y Alemania quedó dividida en dos partes. La resistencia organizada contra los estadounidenses y los británicos cesó prácticamente la última semana del mes, pero las tropas alemanas orientadas hacia el este lucharon desesperadamente para evitar ser apresadas por los soviéticos.

3. – LA RENDICIÓN DEL EJE

a) Alemania

Hitler decidió esperar el desenlace final en Berlín, donde aún podía manipular a los escasos altos mandos que quedaban. La mayor parte de sus colaboradores políticos y militares abandonaron la capital para dirigirse hacia el norte y sur de Alemania, seguramente para no estar al alcance de los soviéticos. Hitler se suicidó en su búnker de Berlín el 30 de abril. Su último acto oficial importante fue nombrar al almirante Karl Dönitz como sucesor suyo en la jefatura del Estado.

La única opción que le quedaba a Dönitz, que había sido leal a Hitler, era rendirse. Su representante, el general Alfred Jodl, firmó la rendición incondicional de todas las Fuerzas Armadas alemanas en el cuartel general de Eisenhower, establecido en Reims, el 7 de mayo. Las tropas alemanas de Italia ya se habían rendido (el 2 mayo), al igual que las de los Países Bajos, el norte de Alemania y Dinamarca (4 de mayo). Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña declararon el 8 de mayo el Día de la Victoria en Europa. La rendición incondicional completa entró en vigor un minuto después de la medianoche, una vez firmado en Berlín un segundo documento que también suscribió la URSS.

b) La derrota de Japón

El final de la guerra no se avistaba, a pesar de que la situación de Japón era desesperada a comienzos de 1945. La Armada japonesa ya no volvería a operar a pleno rendimiento, pero la mayor parte del Ejército se encontraba en buenas condiciones y estaba desplegado en los archipiélagos y en China. Los japoneses dieron una muestra de lo que aún podía esperarse de sus fuerzas recurriendo a las actividades de los kamikazes (en japonés, ‘viento divino’), ataques aéreos suicidas, durante los combates en la isla filipina de Luzón.

Iwo Jima y Okinawa

Mientras se esperaba a que llegaran los refuerzos de Europa para lanzar el ataque final sobre Japón, seguía ejecutándose la estrategia de conquista de las islas; en primer lugar, se llevó a cabo un desembarco en Iwo Jima el 19 de febrero. El asalto de este pequeño islote árido —la batalla de Iwo Jima— costó la vida de más de 6.000 infantes de la Marina estadounidense, antes de convertirse en una base segura el 16 de marzo.

El 1 de abril, el X Ejército de Estados Unidos dirigido por el general Simon B. Buckner desembarcó en Okinawa, situada 500 km al sur de la isla japonesa más meridional, Kyūshū, y la lucha se prolongó hasta el 21 de junio.

Hiroshima y Nagasaki

A lo largo de todo el conflicto, los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña habían llevado a cabo un gran proyecto científico e industrial para el desarrollo de armas nucleares, y creían que Alemania estaba investigando en el mismo campo. No se disponía de suficientes cantidades de los elementos principales, uranio y plutonio fisionable, antes de que concluyera la guerra en Europa. La primera bomba atómica se hizo explotar en un ensayo realizado el 16 de julio de 1945 en Alamogordo (Nuevo México, en Estados Unidos).

Se habían fabricado dos bombas más, y comenzó a plantearse la posibilidad de emplearlas contra Japón para conseguir su rendición. El presidente estadounidense Harry S. Truman permitió que se lanzaran estos dos artefactos porque, según explicó, creía que podrían salvar miles de vidas; la primera cayó sobre Hiroshima el 6 de agosto, y la segunda se lanzó sobre Nagasaki tres días después. Los cálculos de Estados Unidos indican que fallecieron entre 66.000 y 78.000 en Hiroshima y que el número de víctimas en Nagasaki fue de 39.000. Los japoneses estiman que las bajas ascendieron a un total de 240.000 personas. La URSS declaró la guerra a Japón el 8 de agosto e invadió Dongbei Pingyuan (Manchuria) al día siguiente.

La rendición de Japón

Japón anunció su rendición el 14 de agosto, aunque no fue totalmente incondicional debido a que los aliados habían acordado permitir que el país mantuviera a su emperador. La firma oficial se realizó en la bahía de Tokio a bordo del acorazado Missouri el 2 de septiembre. La delegación aliada estaba encabezada por el general MacArthur, que pasó a ser el gobernador militar del Japón ocupado.

4. – EL COSTO DE LA GUERRA

Las estadísticas fundamentales de la II Guerra Mundial la convierten en el mayor conflicto de la historia en cuanto a los recursos humanos y materiales empleados. En total, tomaron parte en esta contienda 61 países con una población de 1.700 millones de personas, esto es, tres cuartas partes de la población mundial. Se reclutó a 110 millones de ciudadanos, más de la mitad de los cuales procedían de tres países: la URSS (22-30 millones), Alemania (17 millones) y Estados Unidos (16 millones).

La mayor parte de las estadísticas de la guerra son únicamente cálculos aproximados. La inmensa y caótica destrucción del conflicto ha imposibilitado la elaboración de un registro uniforme. Algunos gobiernos perdieron el control de los datos, y otros decidieron manipularlos con fines políticos.

Se ha alcanzado un cierto consenso con respecto al coste total de la guerra. Se estima que el económico rebasó el billón de dólares estadounidenses, lo que la hace más onerosa que todas las anteriores guerras en conjunto. El coste humano —sin incluir a los más de 5 millones de judíos asesinados en el Holocausto, que fueron víctimas indirectas de la contienda— se estima en 55 millones de muertos, 25 millones de los cuales eran militares y el resto civiles.

a) Estadísticas económicas

Estados Unidos fue el país que destinó más dinero a la guerra: el gasto aproximado fue de 341.000 millones de dólares, incluidos 50.000 millones asignados a préstamos y arriendos; de éstos, 31.000 fueron destinados a Gran Bretaña, 11.000 a la URSS, 5.000 a China y 3.000 fueron repartidos entre otros 35 países. La segunda nación fue Alemania, que dedicó 272.000 millones de dólares; le sigue la URSS con 192.000 millones; Gran Bretaña, con 120.000 millones; Italia, con 94.000 millones; y Japón, con 56.000 millones. No obstante, a excepción de Estados Unidos y algunos de los aliados menos activos desde el punto de vista militar, el dinero empleado no se aproxima al verdadero coste de la guerra. El gobierno soviético calculó que la URSS perdió el 30% de su riqueza nacional. Las exacciones y el saqueo de los nazis en las naciones ocupadas son incalculables. Se estima que el importe total de la contienda en Japón ascendió a 562.000 millones.

b) Las pérdidas humanas

El coste humano de la guerra recayó principalmente sobre la URSS, cuyas bajas entre personal militar y población civil se cree que superaron los 27 millones. Las víctimas militares y civiles de los aliados fueron de 44 millones, en tanto que las de las potencias del Eje de 11 millones. El número de muertos de ambos bandos en Europa ascendió a 19 millones y las víctimas de la guerra contra Japón llegaron a los 6 millones. Estados Unidos, que apenas sufrió bajas entre la población civil, perdió a unos 400.000 ciudadanos.

Como consecuencia de estas ingentes pérdidas humanas y económicas, se alteró el equilibrio político. Gran Bretaña, Francia y Alemania dejaron de ser grandes potencias desde el punto de vista militar, posición que fue ocupada por Estados Unidos y la URSS.

c) Nuevo orden mundial

Las dos potencias vencedoras fueron Estados Unidos y la Unión Soviética, a tal grado que fueron consideradas como súper potencias por el inmenso poderío militar que poseyeron tras terminado el conflicto y por el nulo contrapeso político que tuvieron en sus zonas de influencia Ambas súper potencias lograron influenciar al mundo ideológicamente, quedando una división entre este y oeste, entre capitalismo y socialismo.
Con el avance del ejercito rojo sobre Europa oriental, se produjo la liberación de varios países frente al nazismo, pero al mismo tiempo la instauración de formas de gobierno basadas en el socialismo y la democracia popular; tal fue el caso de Polonia, Hungría Bulgaria, Rumania, Checoslovaquia la Alemania Oriental (que en 1949 se constituyó en República Democrática de Alemania Oriental). A su vez las revoluciones de liberación nacional frente a la invasión alemana en Yugoslavia y Albania dieron como fruto la creación de Estados que se reclamaban como socialistas.
El nuevo orden mundial giraría, entonces, en torno a las dos súper potencias: Estados Unidos (EEUU) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
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sábado, 16 de junio de 2007

LA DESCOLONIZACIÓN

1. - Definición:
Fue el proceso en el cual las colonias europeas en África y Asia iniciaron un proceso de independencia política; que se vio favorecido tras el contexto mundial que se produjo gracias a la II Guerra Mundial, pues las potencias europeas ya no podían sostener de la misma forma el dominio imperialitas que se les caracterizó antes de la II Guerra Mundial

2. - Causas:
a) Económicas: La II guerra Mundial imprimió una fuerte demanda de materias primas que permitió el surgimiento de fuertes Burguesías Nacionales en las Colonias, como a su vez el desarrollo de una joven clase obrera, los soldados desmovilizados, funcionarios administrativos, maestros indígenas y comerciantes que aspiraban a mayores ingresos y a suprimir las discriminaciones.
b) Ideológicas: - Cambio de actitud de Europa frente a las Colonias.
- La ONU se manifestó a favor de la descolonización.
- Se genero una nueva doctrina en la Iglesia Católica a favor de este proceso (Pacem in Terris -1963)
- La ideología marxista-leninista tuvo una mayor importancia por su fuerte componente antiimperialista, capaz de generar movimientos y guerrillas de liberación nacional.
c) Demográficas: El aumento considerable de la población e las colonias gracias a los adelantos científicos permitió una mayor presión a favor de la descolonización.
d) Influencia de los Medios de Comunicación:
- Permitieron la difusión de la situación de las colonias.
- Generaron puentes de comunicación entre los líderes de las colonias. - Pernearon a las Colonias con los conceptos propios de la Cultura Política Occidental como: PATRIA, LIBERTAD y AUTODETERMINACIÓN

SINTESIS GUERRA FRÍA

DEFINICIÓN CONCEPTUAL

La Guerra fría fue la disputa ideológica que enfrentó entre 1945 y 1989 a los Estados Unidos y la Unión Soviética. El termino se acuñó porque pese al fuerte competencia en el plano económico, político, cultural, deportivo, carrera espacial, carrera armamentista, etc., no se produjo un conflicto militar directo entre ambas superpotencias. De todas formas hubo enfrentamientos indirectos en los diversos conflictos regionales del período.
SE FORMAN LOS BLOQUES

Durante La Segunda Guerra Los líderes de Estados Unidos (Presidente Franklin D. Roosvelt), Inglaterra (Primer Ministro Winston Churchill) y la URSS (Premier Soviético Joseph Stalin) durante las conferencias de Yalta y después de Postdam, acordaron la forma en que ocuparían Alemania tras vencerla. De esta forma en 1945 tras la ocupación militar de Alemania quedó dividida en cuatro zonas, el oeste para los aliados (noroeste Inglaterra, centro-oeste para Francia y suroeste Estados Unidos) y el este para la URSS.
1947-1948: Estados Unidos comienza un plan de integración económica y reforma monetaria unilateral junto al Plan Marshall (Programa de Recuperación Europea) en 1948, dotado de 13.000 millones de dólares para reconstruir Europa Central y Occidental. Cuando Stalin respondió aumentando su control sobre Europa Oriental y amenazando la posición de Occidente en Alemania, lo que significó el bloqueo a la zona occidental de Berlín (aliada), ante los cual los aliados respondieron con un puente aéreo, el cual permaneció hasta que la URSS desistió de aquella decisión
Con el objetivo de detener el avance del comunismo en Europa los Estados Unidos impulsaron el desarrollo de una Alianza estratégica militar en el año 1949: La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); compuesta por los aliados y el recién formado nuevo Estado de Alemania Occidental: La República Federal Alemana (RFA).
La formación de la R.F.A. obligó a los comunistas a formar el República Democrática de Alemania Oriental con un régimen semejante al soviético y a su vez a formar su propio pacto estratégico militar conocido como Pacto de Varsovia, al cual pertenecieron las naciones socialistas de Europa Oriental: Rumania, Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Albania, la excepción fue Yugoslavia. Mas tarde se sumaran al Pacto de Varsovia: Cuba, Mongolia y Vietnam.
De esta forma se establecieron los dos bloques que se enfrentaron durante la Guerra Fría generando las dos grandes zonas de influencia del período.

OTROS CONFLICTOS DE LA GUERRA FRIA

La Guerra fría aumentó en los años 1949 y 1950, cuando los soviéticos llevaron a cabo su primera explosión de una bomba atómica y los comunistas de China conquistaron todo el país. Éstos firmaron una alianza con Stalin, pero Estados Unidos se negó a reconocer al nuevo régimen. En Japón, entonces bajo control estadounidense, se aceleró el desarrollo económico para luchar contra el comunismo asiático. Cuando Corea del Norte, comunista, invadió Corea del Sur en 1950, Truman envió al ejército estadounidense a la acción. El conflicto, conocido como guerra de Corea, concluyó tres años después con una tregua que dejó la frontera anterior a la guerra. En 1953 Stalin murió y Truman abandonó su cargo, pero ambas partes siguieron su lucha por Europa. La URSS intentó proteger a la Alemania Oriental comunista de una importante pérdida de población construyendo el que pasaría a ser denominado Muro de Berlín en 1961. Cada superpotencia también intentó influir en las nacientes naciones de Asia, África, Oriente Próximo y Latinoamérica. En América del Sur, el Caribe y en América Central tanto los movimientos insurgentes como los permanentes golpes de Estado estuvieron, muchas veces, enmarcados en este conflicto.
La Doctrina de la Seguridad Nacional surgida en la década de 1960 influyó en toda Sudamérica, produciendo permanentes violaciones de los derechos humanos. En 1962 surgió una grave crisis cuando la URSS instaló misiles en Cuba, por aquellos años su nuevo aliado. El presidente John Fitzgerald Kennedy amenazó con represalias nucleares y los soviéticos retiraron los misiles a cambio de la promesa de aquél de no invadir Cuba. La crisis de los misiles produjo desencuentros en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA).Calmados por esta crisis, los soviéticos también se debilitaron cuando los dirigentes chinos se separaron de Moscú y los europeos del Este comenzaron a mostrar su descontento. El nacionalismo demostraba ser más fuerte que el comunismo. Mientras tanto, Estados Unidos estaba luchando en la guerra de Vietnam, sangrienta acción militar en un fallido esfuerzo por conservar Vietnam del Sur. Además, la superioridad económica de posguerra de Estados Unidos fue retada por Japón y Alemania Occidental (República Federal de Alemania). Hacia 1973 las dos superpotencias enfrentadas acordaron una política de distensión; fue un intento de detener la costosa carrera armamentista y frenar su competencia política, militar y económica en el Tercer Mundo.


IMPERIALISMO Y COLONIALISMO



Desde mediados del siglo XIX, las potencias industrializadas de Europa desarrollaron un proceso de expansión territorial y de su influencia económica, política y cultural, al resto del mundo. A este proceso se la ha dado, indistintamente, los nombres de imperialismo y colonialismo, ese a que estos remiten a procesos relativamente distintos.

Conceptos fundamentales

Imperio: Se refiere a la expansión territorial de un país o Estado, sustentada en la conquista militar. El territorio conquistado se denomina Provincia, y el Estado conquistador, es denominado Metrópolis. Se caracteriza por la contigüidad territorial. Ejemplos: el Imperio Romano, el Imperio Otomano, el Imperio Español en América, el Imperio Ruso en Asia, el Imperio de Gengis Khan, etc.

Colonialismo: En general, es la instalación de un establecimiento comercial o militar fuera del territorio de un Estado, que tiene por objeto casi exclusivo controlar una ruta comercial y/o la explotación de recursos naturales. No siempre es desarrollado por un Estado; a veces, puede ser desarrollado por recursos naturales. No siempre es desarrollado por un Estado; a veces, puede ser desarrollado por particulares o por empresas comerciales. Ejemplos: el colonialismo griego antiguo, Venecia y Génova en la Edad Media, Portugal e Inglaterra en la Época Moderna, etc.

Imperialismo: Es la forma más compleja de expansión. Supone la ventaja militar, pero no necesariamente se materializa en conquistas territoriales. Se expresa en la influencia económica, política, ideológica, cultural, de una potencia sobre un país o conjunto de países. Ejemplo clásico: el imperialismo ateniense (Talasocracia)

FACTORES QUE INCIDIERON EN EL IMPERIALISMO EUROPEO DEL SIGLO XIX

A diferencia de los casos clásicos o modernos de expansión territorial, el imperialismo del siglo XIX estuvo asociado a la expansión del capitalismo industrial, dentro del contexto que impusieron en el continente europeo los principios de equilibrio territorial armamentístico y de legitimidad, que siguieron al Congreso de Viena (1815).
Las Guerras Napoleónicas y las consiguientes revoluciones liberales y nacionales del período 1830-1871, imprimieron a este proceso los fundamentos de la expansión. Era necesario afirmar la potencia nacional desde un punto de vista militarista, expresada en su presencia mundial, y traducir ese control efectivo en zonas de influencia delimitadas. “Libertad no es otra cosa que la capacidad ilimitada adquirir”, planteaba el pensador italiano Filippo Buonarotti.

Los Factores que incidieron en el Imperialismo del siglo XIX, fueron los siguientes:

- Factores económicos: El capital monopólico que caracterizo la segunda fase de la industrialización europea y estadounidense, exigió la expansión de los mercados a escala mundial. Era necesario abastecerse de materias primas, cada vez más baratas y abundantes, para mantener el ritmo de crecimiento y producción, y satisfacer así la creciente demanda de los mercados europeos. Por otra parte, era necesario encontrar nuevos puntos de distribución para la manufactura europea, como mecanismo para controlar los precios.

- Factores culturales: El desarrollo industrial y científico del siglo XIX dio lugar a una lógica de la superioridad del europeo en el mundo, conocida como eurocentrismo. Según esta visión, Europa era la cúspide del desarrollo y del progreso, lo que obligaba a civilizar al mundo. Mediante el imperialismo, el hombre blanco ofrecía una vida de confort y bienestar material al atrasado o primitivo hombre blanco.
Desde este supuesto, se constituyeron teorías racistas, que se fundamentaban en el derecho histórico de la Europa nórdica, sajona, heredera de Carlomagno y del Sacro Imperio Romano Germánico, y de la Europa Mediterránea, latina, sucesora del Imperio Romano, a conquistar al resto del mundo.
El racismo y el eurocentrismo influyeron en todos los aspectos de la cultura europea y también se constituyeron en el fundamento de algunas disciplinas sociales fundadas en el siglo XIX, tales como la sociología o la antropología.

- Demográficas: Gracias a la Revolución Industrial y a los avances técnicos y productivos logrados en la agricultura, la población europea creció, entre 1800 y 1900, de 187 a 401 millones de habitantes.
Esta explosión demográfica provocó el crecimiento de la demanda. Las crisis agrícolas de 1845 y 1847 profundizaron la brecha entre la oferta y la demanda y obligo a numerosos grupos poblaciones a emigrar del campo a la ciudad, y de un Estado a otro Estado.
Parte del excedente de población europea, emigró también a otros continentes en cantidades masivas: italianos a Argentina y Uruguay; alemanes a Brasil; italianos, irlandeses y europeos orientales a Estados Unidos.

- Políticas: La expansión mundial entregó prestigio internacional, lo que exacerbó el nacionalismo de los países. A su vez, los conflictos imperiales desviaron la atención sobre los conflictos internos (sociales y económicos), liberando a las clases dirigentes de la presión social por reformas, ante las graves desigualdades que había generado la Revolución Industrial.

- Tecnológicas: La expansión imperialista se hizo de la mano de la revolución de las comunicaciones y de los medios de transportes. Los barcos a vapor, los acorazados, resultaron enemigos demasiado poderosos para las armadas de los países que fueron colonizados. El ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, ampliaron el horizonte nacional hacia realidades diferentes.

LA DISTRIBUCIÓN Y CONTROL DE ZONAS DE INFLUENCIA.

El proceso de repartición de áreas de control por parte de las naciones europeas no fue equilibrado ni equitativo.
Por el contrario, la avidez por dominar lanzó las potencias a una verdadera carrera por la hegemonía mundial.
Gran Bretaña, Francia y Alemania encabezaron la repartición territorial, Bélgica, Holanda, Italia, España y Portugal, quedaron muy atrás.
Entre 1884y 1885, la Conferencia de Berlín delimitó las características que asumiría la partición y ocupación territorial de las nuevas zonas de expansión. Se estableció el derecho de las potencias a ocupar aquellos territorios en donde se dominaran las costas y la libre navegación de los ríos, lo que imprimió un nuevo dinamismo a la exploración de nuevas zonas de expansión.

Las principales zonas de influencia fueron las siguientes:

- Inglaterra: Fue el imperio mas grande y estuvo compuesto por Canadá, Uganda, África Oriental Inglesa, Sudán Gambia, Sierra Leona, Costa de Oro, Nigeria, gran parte de la India y Ceilán, Singapur, Nueva Zelanda, Australia, Egipto, Kenya, Afganistán, entre otros. Cera de 30 millones de km2.

- Francia: Argelia, Túnez, Marruecos, el Sahara, Guinea, Costa de Marfil, Madagascar, Indochina, entre otros territorios. Cerca de 10 millones de km2 de territorio.

- Alemania: Camerún, Togo, África Suroccidental, Tanganika y numerosas islas y archipiélagos.

- Otras Potencias: Bélgica (Congo), Portugal (Angola y Mozambique), España (Guinea española y Sahara español), Italia (Eritrea y Somalia), Holanda (Guyana y las Antillas holandesas).

Estas zonas de influencia se articularon a través de diversos modelos de dominación. Los modelos más recurrentes fueron el dominio ingles y la assimilation francesa. El dominio otorgó cartas de autonomía, protectorados y un régimen de autogobierno a las naciones colonizadas y en algunos casos, ofreció cartas de ciudadanía a las élites locales. La assimilation constituyó la absorción de la cultura nativa por los patrones culturales del imperio.
Hay que considerar, en todo caso, que el fenómeno expansivo de esta época no fue exclusivo de las potencias europeas. Estados Unidos también inició su fase de expansión desde mediados del siglo XIX, que la llevó a conquistar al “lejano oeste” (Far West) norteamericano y que llevó a conflictos fronterizos con México, por los territorios de Texas y California. Además, adquirieron la Louisiana de Francia, La Florida de Espala, Alaska de Rusia y anexaron las islas Hawai, Cuba y Puerto Rico.
En este mismo período, Chile se expandió al norte, pasando a ocupar territorios que habían pertenecido a Bolivia y Perú.

Conflictos Imperialistas

El control imperialista no estuvo exento de conflictos; por una parte, el control de las resistencias nativas, dio lugar a guerras, como la Guerra del Opio (1841-42) en China, la Rebelión de los Cipayos en la India (1857), o a Rebelión de los Borres (1899-1902), entre Inglaterra y las colonias holandesas de Orange y Transvaal.
También hubo conflictos con potencia extraeuropeas, que estaban en su propio proceso de expansión imperialista. Tal fue el caso de la Guerra Ruso-Japonesa (1904) por el control de Manchuria.

La Paz Armada, 1885-1914.

Durante un largo período, entre 1885 y 1914 "reinó la paz armada "en la mayor parte de Europa. La excepción fue la región de Los Balcanes, la más oriental de las penínsulas europeas de Mar Mediterráneo.
Se llamó la paz armada, ya que entre las naciones europeas existían muchas rivalidades en materia económica y debido a que las pretensiones colonialistas de unos y otros chocaban en múltiples oportunidades. Además, el auge de los sentimientos nacionalistas en diversas regiones aportaba su cuota de tensión.
Durante el enfrentamiento franco-prusiano de 1870 quedo claro que las batallas no involucrarían sólo a los militares, como ocurría en la antigüedad. Serían naciones completas las que se verían envueltas en la movilización bélica. Los progresos en el campo de las máquinas de combate hacía que la guerra cobrara un rostro cada vez más amenazador, capaz de poner en jaque el porvenir de toda una nación.
Las potencias se vieron embarcadas en la carrera armamentista. Alemania, temerosa de sufrir un ataque francés de revancha, contaba con más de 600 mil hombres de armas a fines del siglo XIX. El ejército francés tenía unos 550 mil soldados, el austriaco casi 400 mil y el ruso superaba el millón trescientos mil efectivos.
A esto hay que sumar el arsenal militar: fusiles, cañones, ametralladoras acorazados y buques torpederos llenaban el inventario, que cada día lucía nuevas piezas como submarinos, dirigibles y aeroplanos. Como este material bélico debía ser renovado y actualizado permanentemente, resulta fácil comprender que absorbiera una tajada considerable de los presupuestos de las naciones.

COMUNISMO SOVIETICO



La prematura muerte de Lenin en enero de 1924 desencadenó una dura lucha por el poder. Los principales antagonistas fueron Trotski y Iósiv Stalin, entonces secretario general del partido, los cuales se proclamaban legítimos herederos de Lenin. Gracias al control sobre el aparato del partido, Stalin logró obtener el apoyo de la mayoría de los miembros de éste y consolidar así su poder. En noviembre de 1927, tras un referéndum interno, el partido repudió por completo las ideas políticas de Trotski, que fue expulsado de aquél y tuvo que exiliarse en Alma Atá (la actual Almaty, en Kazajstán). Dos años más tarde, Trotski fue desterrado de la URSS, y en 1940 murió asesinado en México a manos de un agente soviético.

En 1929, Stalin fue reconocido como máximo dirigente del partido y del Estado. A partir de ese momento, el nuevo comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética inició la depuración del mismo, para “extirpar” de su ceno al “oportunismo” y menchevismo. La serie de purgas afecto a los principales dirigente mencheviques como Liev Trotsky, Nikolái Bujarin y Alexéi Ivánovich Ríkov que fueron expulsados de los más altos órganos del partido.

Desde entonces, se formo una dirigencia que era leal a si misma con Stalin a la cabeza y seguido de por personeros destacados como Viacheslav Molótov, Valerian Vladimírovich Kuibishev, Grígori K. Ordzhonikidze y Kliment Efrémovich Voroshílov.

Fundación de la URSS

Durante la década de 1920 se produjeron cambios radicales en la administración gubernamental y se lograron notables mejoras en la economía nacional y en las relaciones exteriores. En diciembre de 1922, y previa aprobación de los respectivos congresos de sus Soviets, la República Socialista Soviética Federada de Rusia (RSFSR) y las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Transcaucasia, Ucrania y Bielorrusia formaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, entidad que surgió como tal en este momento. La Constitución de 1924, promulgada en enero de ese año, reorganizaba los territorios bajo control soviético en torno al nuevo Estado. Aunque se garantizaba un cierto grado de autonomía a cada una de sus repúblicas integrantes, el gobierno soviético central mantenía un rígido control sobre las relaciones exteriores, la defensa y la Economía Central Planificada. Durante los años siguientes, Transcaucasia quedó dividida en las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Georgia, Armenia y Azerbaiyán. La creación de las Repúblicas de Kazajstán y de Asia central fue resultado de su separación de la RSFSR. A su vez, la República de Asia central se dividió en las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizistán.

En 1924 las grandes potencias mundiales, que intentaron en un principio aislar al régimen soviético, ya habían establecido relaciones diplomáticas con éste y la URSS empezó a participar en las conferencias internacionales. Estados Unidos fue, de todas las grandes potencias, la última en reconocer formalmente al gobierno soviético, lo que sucedió en 1933, durante el inicio del primer mandato del presidente Franklin Delano Roosevelt.

La transformación económica

Hacia 1927 la NEP (Nueva Política Económica) trazada por Lenin, bajo la cual se permitió un cierto capitalismo, había generado la suficiente recuperación económica como para retomar el camino hacia el socialismo, de acuerdo con los objetivos a largo plazo de los soviéticos. Por ello, en 1928 se inició un periodo de economía planificada, dirigida desde el Comité de Planificación Estatal (Gosplan, creado en 1921), con la puesta en práctica del primero de los planes quinquenales aplicados por Stalin. Los objetivos básicos de estos planes eran transformar a la URSS de un país agrícola en una potencia industrializada, llevar a cabo la completa colectivización de la agricultura y transformar la naturaleza profunda de la sociedad.

A mediados de la década de 1930, la política soviética estuvo caracterizada por las drásticas purgas en el seno del Partido Comunista como en el gobierno, estas se iniciaron en 1929 y alcanzaron su punto más virulento en diciembre de 1934, tras el asesinato de Serguéi M. Kírov, un leal partidario de Stalin. En una serie de juicios entre 1936 y 1938, varios altos dirigentes del partido, incluidos Grígori Zinóviev, Liev Kámenev, Bujarin y Ríkov, fueron acusados, condenados y ejecutados entre otros motivos por su supuesta participación en una conspiración con Alemania y Japón para derribar al régimen soviético.

Política exterior
Desde el punto de vista soviético, los sucesos internacionales ocurridos durante la década de 1930 pusieron en creciente peligro la seguridad de la URSS. En el Extremo Oriente, Japón ocupó Dongbei Pingyuan (Manchuria) en 1931 y las fricciones entre las tropas de ocupación japonesas y las soviéticas, estacionadas a lo largo de la frontera con dicho territorio, se hicieron cada vez más frecuentes. En 1938 los esporádicos choques armados derivaron en una seria guerra fronteriza. Al mismo tiempo, el ascenso del nacionalsocialista Adolf Hitler al poder en Alemania en 1933, y su política expansionista y anticomunista, supusieron una amenaza mayor para la seguridad soviética. Buscando establecer alianzas con otras potencias, especialmente con Francia y Gran Bretaña, la URSS ingresó en la Sociedad de Naciones en 1934. Durante los cinco años siguientes, el comisario soviético de Asuntos Exteriores, Maxim M. Litvínov, solicitó repetidamente a los miembros de esa organización internacional la adopción de medidas conjuntas contra las sucesivas agresiones de las potencias fascistas. La URSS intentó también obtener apoyo para la que llamó política de seguridad colectiva, consistente en promover la formación en países extranjeros de los denominados gobiernos de Frente Popular. Esta política exigía la colaboración de los grupos políticos comunistas, socialistas y centristas para hacer frente a los movimientos fascistas.
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EL FASCISMO EUROPEO DE LA DECADA DEL 30

El Fascismo es una forma de totalitarismo del siglo XX que pretende la estricta reglamentación de la existencia nacional e individual de acuerdo con ideales nacionalistas y a menudo militaristas; los intereses contrapuestos se resuelven mediante la total subordinación al servicio del Estado y una lealtad incondicional a su líder. En contraste con los totalitarismos de izquierdas identificados con el comunismo, el fascismo basa sus ideas y formas en el conservadurismo extremo. Los regímenes fascistas se parecen a menudo a dictaduras —y a veces se transforman en ellas—, a gobiernos militares o a tiranías autoritarias, pero el fascismo en sí mismo se distingue de cualquiera de estos regímenes por ser de forma concentrada un movimiento político y una doctrina sustentados por partidos políticos al margen del poder.

El fascismo hace hincapié en el nacionalismo, pero su llamamiento ha sido internacional. Surgió con fuerza por primera vez en distintos países entre 1919 y 1945, sobre todo en Italia, Alemania y España. En un sentido estricto, la palabra fascismo se aplica para referirse sólo al partido italiano que, en su origen, lo acuñó, pero se ha extendido para aplicarse a cualquier ideología política comparable. Del mismo modo, Japón soportó durante la década de 1930 un régimen militarista que presentaba fuertes características fascistas. Los regímenes fascistas también existieron en periodos variables de tiempo en muchos otros países. Incluso democracias liberales como las de Francia e Inglaterra tuvieron movimientos fascistas importantes durante las décadas de 1920 y 1930. Después de la derrota de las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokyo en la II Guerra Mundial, el fascismo sufrió un largo eclipse, pero en los últimos tiempos ha reaparecido de forma más o menos abierta en las actuales democracias occidentales, sobre todo en Francia y en Italia.

LAS DOCTRINAS FASCISTAS

Antes de la I Guerra Mundial, algunos escritores, entre ellos el famoso poeta italiano Gabriele D’Annunzio, y los pensadores franceses Georges Sorel, Maurice Barrès, Charles Maurras y el conde Joseph de Gobineau, expresaron ideas fascistas. Todos ellos se opusieron a los valores de la Ilustración de individualismo, democracia y racionalismo secular; y, en conjunto, sus ideas han sido presentadas como una reacción a estos valores que fueron representados por la Revolución Francesa. El libro italiano Fascisti respondió a los ideales revolucionarios de “libertad, igualdad, fraternidad” con la exhortación “¡Creer! ¡Obedecer! ¡Combatir!” En general, veneraban la fuerza: la heroica voluntad del gran líder, la fuerza vital del Estado, la mística de los uniformes y formaciones paramilitares, y la utilización no contenida de la violencia para afianzar y fomentar el poder político. La filosofía de Friedrich Nietzsche, manipulada de forma artera por la mayoría de los fascistas, facilitó ideas y consignas poderosas al fascismo, sobre todo ‘el triunfo de la voluntad’ y el símbolo ‘del superhombre’. Algunos fascistas recurrieron al cristianismo como una fuerza conservadora, mientras otros rechazaban la moralidad cristiana por reprimir la voluntad. Muchos tomaron ideas del darwinismo social sobre la lucha competitiva en y entre los estados y sobre la obligación evolutiva que tiene el fuerte de aplastar al débil: esas ideas a menudo implicaban racismo. La mayoría de los teóricos fascistas abrazó el nacionalismo extremo que, en algunos casos (Gobineau, Barrès, Maurras) incluía el antisemitismo. Como parte de su antirracionalismo, algunos propusieron un culto místico a la tradición y al Estado.

La ‘batalla por los nacimientos’ de Benito Mussolini simbolizó la visión fascista del papel de la mujer, como pilar pasivo del hogar y madres de futuros miembros de las fuerzas armadas. “La mujer —escribió el fascista italiano Ferdinando Loffredo— debe volver bajo el sometimiento del hombre, padre o esposo, y debe reconocer por lo tanto su propia inferioridad espiritual, cultural y económica”. Uniendo el feminismo militante con el marxismo y la lucha de clases, los fascistas hicieron un llamamiento a la reconciliación entre los sexos así como entre las clases sociales, pero en términos masculinos. Pierre Drieu La Rochelle, escritor francés que más tarde hizo apología de la ocupación nazi condenó el feminismo por ser una “doctrina perniciosa” y afirmó que las mujeres, carentes de las cualidades espirituales de los hombres, eran una fuente de decadencia. A pesar de esto, muchas mujeres han apoyado el fascismo, como Alessandra Mussolini, nieta de Mussolini, figura destacada del partido neofascista italiano Alianza Nacional.

FASCISMO ITALIANO

El término actual fascismo fue utilizado por primera vez por Benito Mussolini en 1919 y hacía referencia al antiguo símbolo romano del poder, los fasces, unos cuantos palos atados a un eje, que representaban la unidad cívica y la autoridad de los oficiales romanos para castigar a los delincuentes. Mussolini, el fundador del Partido Nacional Fascista italiano, inició su carrera política en las filas del Partido Socialista. En 1912, como director del principal periódico socialista italiano, Avanti!, se oponía tanto al capitalismo como al militarismo. En 1914, sin embargo, cambió de actitud pidiendo que Italia entrara en la I Guerra Mundial y se acercó a la derecha política. Influenciado por las teorías de Sorel y Nietzsche, glorificó la “acción” y la “vitalidad”. Tras la contienda, cuando diversas huelgas en las ciudades y en el campo, respaldadas por los socialistas, estallaron en toda Italia, Mussolini puso su movimiento al servicio de los empresarios conservadores y de los intereses de los propietarios de las tierras que, junto con la Iglesia católica de Roma y el Ejército, querían detener la “oleada roja”. El cambio de Mussolini le aportó el apoyo político y financiero que necesitaba y su considerable poder oratorio hizo el resto (al igual que Hitler en Alemania fue un demagogo dotado de una gran efectividad). Sus Fascios Italianos de Combate, creados en 1919 y llamados ‘Camisas Negras’ a ejemplo de los ‘Camisas Rojas’ del líder de la unificación italiana, Giuseppe Garibaldi, dieron fuerza efectiva al movimiento e implantaron la moda del estilo fascista paramilitar. En 1922, Mussolini se hizo con el control del gobierno italiano amenazando con un golpe de Estado si se rechazaban sus demandas. Al principio gobernó de manera constitucional encabezando una coalición de partidos, pronto se deshizo de los obstáculos que ponían freno a su autoridad e implantó una dictadura. Todos los partidos políticos, excepto el Partido Fascista, fueron prohibidos y Mussolini se convirtió en el Duce (el líder del partido). Se abolieron los sindicatos, las huelgas fueron prohibidas y los opositores políticos silenciados.
EL NACIONAL SOCIALISMO ALEMÁN

También conocido como nazismo, fue el movimiento político alemán que se constituyó en 1920 con la creación del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (Nationalsozialistiche Deutsche Arbeiter-Partei, NSDAP), llamado habitualmente partido nazi. Su apogeo culminó con la proclamación del III Reich, el régimen totalitario alemán presidido entre 1933 y 1945 por Adolf Hitler, responsable del inicio de la II Guerra Mundial y causante del Holocausto.

SURGIMIENTO DEL NACIONALSOCIAISMO

El nacionalsocialismo tenía muchos puntos en común con el fascismo. No obstante, sus raíces eran típicamente alemanas:

a) El autoritarismo y la expansión militar propios de la herencia prusiana.
b) La tradición romántica alemana que se oponía al racionalismo, al liberalismo y a la democracia.
c) Diversas doctrinas racistas según las cuales los pueblos nórdicos —los llamados arios puros— no sólo eran físicamente superiores a otras razas, sino que también lo eran su cultura y moral.
d) Determinadas doctrinas filosóficas, especialmente las del alemán Friedrich Nietzsche, que idealizaban al Estado o exaltaban el culto a los individuos superiores, a los que se eximía de acatar las limitaciones convencionales.

Entre los teóricos y planificadores del nacionalsocialismo se encontraba el experto en geopolítica y general alemán Karl Ernst Haushofer, que ejerció una gran influencia en la política exterior de Alemania. Alfred Rosenberg, editor y miembro del partido nazi, formuló las teorías raciales basándose en la obra del escritor anglo-alemán Houston Stewart Chamberlain. El financiero Hjalmar Schacht se encargó de elaborar y poner en práctica gran parte de la política económica y bancaria, y Albert Speer, arquitecto y uno de los principales dirigentes del partido, desempeñó una labor fundamental supervisando la situación económica en el periodo previo a la II Guerra Mundial.

El origen inmediato del nacionalsocialismo debe buscarse en las consecuencias de la derrota alemana en la I Guerra Mundial (1914-1918). De acuerdo con los términos del Tratado de Versalles (1919), Alemania era la única responsable del conflicto, por lo que fue despojada de su imperio colonial y de importantes territorios en el continente, como Alsacia y Lorena, y obligada a pagar onerosas reparaciones de guerra. La vida política y económica alemana se vio gravemente afectada a causa de las condiciones de este acuerdo. La elevada inflación, que alcanzó un punto crítico en 1923, casi acabó con la clase media alemana, y muchos de sus miembros, empobrecidos y sin esperanzas, se comenzaron a sentir atraídos por los grupos políticos radicales que surgieron en la posguerra. Pocos años después de que se hubiera alcanzado un cierto grado de progreso y estabilidad económica, la crisis económica mundial que comenzó en 1929 sumió a Alemania en una depresión que parecía irremediable. La República de Weimar, régimen instaurado en Alemania tras la disolución del II Reich (II Imperio Alemán) al finalizar la guerra, se vio sometida a crecientes ataques tanto de la derecha como de la izquierda durante estos años y no fue capaz de solucionar eficazmente la desesperada situación del país. Hacia 1933, muchos votantes alemanes apoyaron a alguno de los dos principales partidos totalitarios, el Partido Comunista Alemán (KPD) y el NSDAP.

En las elecciones al Reichstag celebradas en julio de 1932, el NSDAP recibió 13,7 millones de votos y consiguió 230 escaños de un total de 670. Se había convertido en el partido más fuerte, aunque no contaban aún con la mayoría absoluta, y el presidente Hindenburg ofreció a los nacionalsocialistas ingresar en un gobierno de coalición. Hitler rechazó esta propuesta y reclamó gobernar en solitario. Se disolvió el Reichstag y el NSDAP obtuvo únicamente 11,7 millones de votos (196 escaños) en las elecciones que se convocaron en noviembre para elegir una nueva asamblea. El SPD y el KPD obtuvieron en total más de 13 millones de votos, lo que les reportó 221 escaños; sin embargo, puesto que estos grupos eran rivales, los nazis, a pesar de su retroceso electoral, continuaron siendo la fuerza mayoritaria en el Reichstag. Hitler volvió a negarse a participar en un gobierno de coalición y la asamblea legislativa alemana se disolvió por segunda vez. Hindenburg finalmente nombró a Hitler canciller el 30 de enero de 1933, aconsejado por quien desempeñaba ese cargo hasta entonces, el dirigente del partido católico del Centro, Franz von Papen. A partir de este momento se inició la creación del Estado nacionalsocialista instituido bajo un sistema de partido único.

A finales de febrero, cuando estaba a punto de concluir la campaña de las nuevas elecciones al Reichstag, el edificio que albergaba al parlamento fue destruido por un incendio y se sospechó que este acto había sido provocado. Los nazis culparon a los comunistas y utilizaron este incidente como un pretexto para reprimir a los miembros del KPD con una brutal violencia; la misma suerte corrió posteriormente el SPD. Ningún partido ofreció una resistencia organizada. Finalmente, todas las demás agrupaciones políticas fueron ilegalizadas, se consideró un delito la formación de nuevos partidos, y los nacionalsocialistas pasaron a ser la única organización política legal. Por la Ley de Poderes Especiales del 23 de marzo de 1933, todas las facultades legislativas del Reichstag fueron transferidas al gabinete. Este decreto otorgó a Hitler poderes dictatoriales por un periodo de cuatro años y representó el final de la República de Weimar. El 1 diciembre de 1933 se aprobó una ley por la cual el partido nazi quedaba indisolublemente ligado al Estado.

LA REORGANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD ALEMANA

Hitler comenzó a crear un Estado nacionalsocialista eliminando la oposición de las clases trabajadoras y de todos los demócratas. El juicio del incendio del Reichstag sirvió como pretexto no sólo para suprimir al KPD y al SPD, sino para abrogar todos los derechos constitucionales y civiles y crear campos de concentración para confinar a las víctimas del terror nacionalsocialista.

La Gestapo

La Geheime Staatspolizei (Policía Secreta del Estado), conocida como Gestapo, fue fundada en 1933 para reprimir la oposición al régimen de Hitler. Cuando se incorporó al aparato del Estado en 1936, se la declaró exenta de someterse a las restricciones que imponía la ley, y sólo debía responder de sus actos ante su jefe, Heinrich Himmler, y ante el propio Hitler.

Centralización y coordinación

Desde 1933 hasta 1935, la estructura democrática de Alemania fue sustituida por la de un Estado completamente centralizado. La autonomía de la que anteriormente habían disfrutado las autoridades provinciales quedó abolida; estos gobiernos regionales quedaron transformados en instrumentos de la administración central y fueron estrictamente controlados. El Reichstag desempeñaba un papel meramente formal, una vez desposeído de su carácter legislativo. A través de un proceso de coordinación (Gleichschaltung), todas las organizaciones empresariales, sindicales y agrícolas, así como la educación y la cultura, quedaron supeditadas a la dirección del partido. Las doctrinas nacionalsocialistas se infiltraron incluso en la Iglesia protestante. Se promulgó una legislación especial por la cual los judíos quedaron excluidos de la protección de la ley.

La economía y la purga de 1934

El desempleo fue el problema más transcendente al que tuvo que hacer frente Hitler al asumir el poder. La industria alemana producía en esos momentos aproximadamente a un 58% de su capacidad. Se estima que el número de desempleados de Alemania oscilaba entre los 6 y los 7 millones. Miles de ellos eran miembros del partido que esperaban que Hitler aplicara las promesas anticapitalistas expuestas en la propaganda nazi, acabara con los monopolios y asociaciones de industriales y reactivara la industria mediante la creación de un gran número de pequeñas empresas. Los miembros del partido reclamaban una segunda revolución. Las SA, dirigidas por Ernst Röhm, asumieron el control de las Fuerzas Armadas como parte del nuevo programa. Hitler tuvo que elegir entre un régimen nacionalsocialista sustentado por las masas o una alianza con los industriales del país y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y eligió esta última opción.

El 30 de junio de 1934, en la posteriormente denominada Noche de los cuchillos largos, el Führer ordenó a las SS eliminar a diversos miembros de las SA, un grupo que podía instigar una rebelión en el Ejército, en opinión de Hitler. Fueron asesinados varios líderes de las SA y del partido, entre ellos Röhm y decenas de sus seguidores, muchos de los cuales no eran contrarios a la política de Hitler. También se incluyó en la purga a otros enemigos del régimen, como el general Kurt von Schleicher, y a algunos monárquicos que defendían la restauración de la dinastía Hohenzollern.

EL NUEVO ORDEN

La supresión de los partidos de la oposición y las cruentas depuraciones de los contrarios al nuevo régimen no consiguieron resolver el problema del desempleo. Para ello era necesario que Hitler reactivara la economía alemana. Su solución fue crear un nuevo orden, cuyas premisas principales eran las siguientes: el aprovechamiento pleno y rentable de la industria alemana sólo podría alcanzarse restableciendo la posición preeminente del país en la economía, industria y finanzas mundiales; era preciso recuperar el acceso a las materias primas de las que Alemania había sido privada tras la I Guerra Mundial y controlar otros recursos necesarios; debía construirse una flota mercante adecuada y modernos sistemas de transporte ferroviario, aéreo y motorizado; asimismo había que reestructurar el sector industrial para obtener la mayor productividad y rentabilidad posible.

Todo ello requería la supresión de las restricciones económicas y políticas impuestas por el Tratado de Versalles, lo que provocaría una guerra. Por tanto, era preciso reorganizar la economía a partir del modelo de una economía de guerra. Alemania debía alcanzar una completa autosuficiencia en lo referente a las materias primas estratégicas, creando sustitutos sintéticos de aquellos materiales de los que carecía y que no podrían adquirirse en el extranjero. El suministro de alimentos quedaba asegurado a través del desarrollo controlado de la agricultura. En segundo lugar, había que eliminar los obstáculos que impidieran la ejecución de este plan, esto es, imposibilitar la lucha de los trabajadores para mejorar sus condiciones anulando la acción de los sindicatos y sus organizaciones filiales.

EL FASCISMO EN OTROS PAÍSES

Engelbert Dollfuss Canciller austriaco desde 1932, el dirigente del Partido Social Cristiano, Engelbert Dollfuss, se alió con un grupo fascista apoyado por el dictador italiano Benito Mussolini, denominado Heimwehr. En marzo de 1933, poco después de que el nacionalsocialista Adolf Hitler accediera al poder en Alemania, Dollfuss disolvió el Parlamento, abolió la libertad de expresión, de prensa y de reunión, e ilegalizó el Partido Comunista. En 1934 prohibió todos los partidos políticos excepto el Frente Patriótico y consiguió la aprobación de una Constitución que proclamaba la creación de un Estado corporativo. Fue asesinado el 25 de julio de 1934, durante el transcurso de una fracasada sublevación nazi que pretendía la unión de Austria al III Reich.

El régimen de Mussolini facilitó el modelo de fascismo característico de las décadas de 1920 y 1930. La Gran Depresión y el fracaso de los gobiernos democráticos al abordar las consecuentes dificultades económicas y el desempleo masivo, alimentaron la aparición de movimientos fascistas en todo el mundo. Sin embargo, el fascismo en los otros países se diferenciaba en ciertos aspectos de la modalidad italiana. El nacionalsocialismo alemán era más racista; en Rumania, el fascismo se alió con la Iglesia ortodoxa en vez de con la Iglesia católica romana. En España, el grupo fascista radical Falange Española fue originariamente hostil a la Iglesia católica romana, aunque después, bajo la dirección del dictador Francisco Franco, se unió a elementos reaccionarios y pro-católicos. El gobierno autoritario militar de Japón se parecía mucho al de la Alemania nazi. Dirigido por los militares ensalzaba las virtudes guerreras tradicionales y una devoción absoluta al emperador divino. Al igual que sus correligionarios alemanes, los japoneses lanzaron una fanática ofensiva hacia la expansión a través de conquistas militares. En Francia el fascismo estaba dividido en varios movimientos. Mientras que en la mayoría de los casos el fascismo prosperó en países que estaban atrasados en el plano económico, o marcados por fuertes tradiciones políticas autoritarias, el fascismo galo avanzó en una de las democracias europeas más consolidadas. En 1934 unas 370.000 personas pertenecían a las diferentes organizaciones fascistas francesas, tales como Jeunesses Patriotes (Juventudes Patrióticas), Solidarité Française (Solidaridad Francesa), Croix de Feu (Cruz de Fuego), Action Française (Acción Francesa) y Francistes (Francistas). Más de 100.000 de entre ellos se congregaban en París.

En Gran Bretaña, la Unión de Fascistas Británicos, de Oswald Mosley, disfrutó de un breve apogeo de publicidad de su formación en 1932 hasta su colapso definitivo en 1936 cuando se prohibieron los uniformes paramilitares, pero tuvo poco apoyo público. Del mismo modo, el fascismo belga tuvo su punto álgido en la primera mitad de la década de 1930 y se reanimó por poco tiempo bajo la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial. En Noruega, el fascismo atrajo a algunos simpatizantes notables como Vidkun Quisling y el premio Nobel de Literatura Knut Hamsun, pero del mismo modo necesitó de la ocupación alemana para disfrutar de algún poder político.
El fascismo disfrutó de un mayor éxito en el periodo de entreguerras en los países del este y del sur de Europa. En Austria Engelbert Dollfuss, canciller desde 1932, disolvió la República austriaca y dirigió un régimen proto-fascista en alianza con Mussolini hasta que fue asesinado en 1934 por militantes nacionalsocialistas que pretendían la unión con la Alemania nazi. El régimen personal que estableció Miklós Horthy en Hungría, en 1920, precedió en realidad a Mussolini en Italia como la primera dictadura nacionalista de entreguerras pero Horthy no era totalmente un fascista y los fascistas húngaros sólo consiguieron el poder bajo la ocupación alemana, de 1944 a 1945. En Rumania, un fuerte antisemitismo inspiró un violento movimiento llamado la Guardia de Hierro, que convulsionó la política del país desde la década de 1920 hasta su aniquilación por el Ejército rumano bajo Ion Antonescu durante la contienda civil que siguió a la abdicación del rey Carol II en 1940. Los fuertes antagonismos culturales y religiosos en Croacia y Bosnia llevaron a la creación de la Ustaša, un grupo fascista católico que, bajo los auspicios del Eje, llevó a cabo terribles pogromos de judíos y serbios ortodoxos desde 1941 hasta 1945. El régimen dictatorial impuesto por António de Oliveira Salazar en Portugal en 1932 poseía notables características fascistas, sin exhibir el totalitarismo extremo del nazismo o de movimientos de otros lugares.