sábado, 16 de junio de 2007

IMPERIALISMO Y COLONIALISMO



Desde mediados del siglo XIX, las potencias industrializadas de Europa desarrollaron un proceso de expansión territorial y de su influencia económica, política y cultural, al resto del mundo. A este proceso se la ha dado, indistintamente, los nombres de imperialismo y colonialismo, ese a que estos remiten a procesos relativamente distintos.

Conceptos fundamentales

Imperio: Se refiere a la expansión territorial de un país o Estado, sustentada en la conquista militar. El territorio conquistado se denomina Provincia, y el Estado conquistador, es denominado Metrópolis. Se caracteriza por la contigüidad territorial. Ejemplos: el Imperio Romano, el Imperio Otomano, el Imperio Español en América, el Imperio Ruso en Asia, el Imperio de Gengis Khan, etc.

Colonialismo: En general, es la instalación de un establecimiento comercial o militar fuera del territorio de un Estado, que tiene por objeto casi exclusivo controlar una ruta comercial y/o la explotación de recursos naturales. No siempre es desarrollado por un Estado; a veces, puede ser desarrollado por recursos naturales. No siempre es desarrollado por un Estado; a veces, puede ser desarrollado por particulares o por empresas comerciales. Ejemplos: el colonialismo griego antiguo, Venecia y Génova en la Edad Media, Portugal e Inglaterra en la Época Moderna, etc.

Imperialismo: Es la forma más compleja de expansión. Supone la ventaja militar, pero no necesariamente se materializa en conquistas territoriales. Se expresa en la influencia económica, política, ideológica, cultural, de una potencia sobre un país o conjunto de países. Ejemplo clásico: el imperialismo ateniense (Talasocracia)

FACTORES QUE INCIDIERON EN EL IMPERIALISMO EUROPEO DEL SIGLO XIX

A diferencia de los casos clásicos o modernos de expansión territorial, el imperialismo del siglo XIX estuvo asociado a la expansión del capitalismo industrial, dentro del contexto que impusieron en el continente europeo los principios de equilibrio territorial armamentístico y de legitimidad, que siguieron al Congreso de Viena (1815).
Las Guerras Napoleónicas y las consiguientes revoluciones liberales y nacionales del período 1830-1871, imprimieron a este proceso los fundamentos de la expansión. Era necesario afirmar la potencia nacional desde un punto de vista militarista, expresada en su presencia mundial, y traducir ese control efectivo en zonas de influencia delimitadas. “Libertad no es otra cosa que la capacidad ilimitada adquirir”, planteaba el pensador italiano Filippo Buonarotti.

Los Factores que incidieron en el Imperialismo del siglo XIX, fueron los siguientes:

- Factores económicos: El capital monopólico que caracterizo la segunda fase de la industrialización europea y estadounidense, exigió la expansión de los mercados a escala mundial. Era necesario abastecerse de materias primas, cada vez más baratas y abundantes, para mantener el ritmo de crecimiento y producción, y satisfacer así la creciente demanda de los mercados europeos. Por otra parte, era necesario encontrar nuevos puntos de distribución para la manufactura europea, como mecanismo para controlar los precios.

- Factores culturales: El desarrollo industrial y científico del siglo XIX dio lugar a una lógica de la superioridad del europeo en el mundo, conocida como eurocentrismo. Según esta visión, Europa era la cúspide del desarrollo y del progreso, lo que obligaba a civilizar al mundo. Mediante el imperialismo, el hombre blanco ofrecía una vida de confort y bienestar material al atrasado o primitivo hombre blanco.
Desde este supuesto, se constituyeron teorías racistas, que se fundamentaban en el derecho histórico de la Europa nórdica, sajona, heredera de Carlomagno y del Sacro Imperio Romano Germánico, y de la Europa Mediterránea, latina, sucesora del Imperio Romano, a conquistar al resto del mundo.
El racismo y el eurocentrismo influyeron en todos los aspectos de la cultura europea y también se constituyeron en el fundamento de algunas disciplinas sociales fundadas en el siglo XIX, tales como la sociología o la antropología.

- Demográficas: Gracias a la Revolución Industrial y a los avances técnicos y productivos logrados en la agricultura, la población europea creció, entre 1800 y 1900, de 187 a 401 millones de habitantes.
Esta explosión demográfica provocó el crecimiento de la demanda. Las crisis agrícolas de 1845 y 1847 profundizaron la brecha entre la oferta y la demanda y obligo a numerosos grupos poblaciones a emigrar del campo a la ciudad, y de un Estado a otro Estado.
Parte del excedente de población europea, emigró también a otros continentes en cantidades masivas: italianos a Argentina y Uruguay; alemanes a Brasil; italianos, irlandeses y europeos orientales a Estados Unidos.

- Políticas: La expansión mundial entregó prestigio internacional, lo que exacerbó el nacionalismo de los países. A su vez, los conflictos imperiales desviaron la atención sobre los conflictos internos (sociales y económicos), liberando a las clases dirigentes de la presión social por reformas, ante las graves desigualdades que había generado la Revolución Industrial.

- Tecnológicas: La expansión imperialista se hizo de la mano de la revolución de las comunicaciones y de los medios de transportes. Los barcos a vapor, los acorazados, resultaron enemigos demasiado poderosos para las armadas de los países que fueron colonizados. El ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, ampliaron el horizonte nacional hacia realidades diferentes.

LA DISTRIBUCIÓN Y CONTROL DE ZONAS DE INFLUENCIA.

El proceso de repartición de áreas de control por parte de las naciones europeas no fue equilibrado ni equitativo.
Por el contrario, la avidez por dominar lanzó las potencias a una verdadera carrera por la hegemonía mundial.
Gran Bretaña, Francia y Alemania encabezaron la repartición territorial, Bélgica, Holanda, Italia, España y Portugal, quedaron muy atrás.
Entre 1884y 1885, la Conferencia de Berlín delimitó las características que asumiría la partición y ocupación territorial de las nuevas zonas de expansión. Se estableció el derecho de las potencias a ocupar aquellos territorios en donde se dominaran las costas y la libre navegación de los ríos, lo que imprimió un nuevo dinamismo a la exploración de nuevas zonas de expansión.

Las principales zonas de influencia fueron las siguientes:

- Inglaterra: Fue el imperio mas grande y estuvo compuesto por Canadá, Uganda, África Oriental Inglesa, Sudán Gambia, Sierra Leona, Costa de Oro, Nigeria, gran parte de la India y Ceilán, Singapur, Nueva Zelanda, Australia, Egipto, Kenya, Afganistán, entre otros. Cera de 30 millones de km2.

- Francia: Argelia, Túnez, Marruecos, el Sahara, Guinea, Costa de Marfil, Madagascar, Indochina, entre otros territorios. Cerca de 10 millones de km2 de territorio.

- Alemania: Camerún, Togo, África Suroccidental, Tanganika y numerosas islas y archipiélagos.

- Otras Potencias: Bélgica (Congo), Portugal (Angola y Mozambique), España (Guinea española y Sahara español), Italia (Eritrea y Somalia), Holanda (Guyana y las Antillas holandesas).

Estas zonas de influencia se articularon a través de diversos modelos de dominación. Los modelos más recurrentes fueron el dominio ingles y la assimilation francesa. El dominio otorgó cartas de autonomía, protectorados y un régimen de autogobierno a las naciones colonizadas y en algunos casos, ofreció cartas de ciudadanía a las élites locales. La assimilation constituyó la absorción de la cultura nativa por los patrones culturales del imperio.
Hay que considerar, en todo caso, que el fenómeno expansivo de esta época no fue exclusivo de las potencias europeas. Estados Unidos también inició su fase de expansión desde mediados del siglo XIX, que la llevó a conquistar al “lejano oeste” (Far West) norteamericano y que llevó a conflictos fronterizos con México, por los territorios de Texas y California. Además, adquirieron la Louisiana de Francia, La Florida de Espala, Alaska de Rusia y anexaron las islas Hawai, Cuba y Puerto Rico.
En este mismo período, Chile se expandió al norte, pasando a ocupar territorios que habían pertenecido a Bolivia y Perú.

Conflictos Imperialistas

El control imperialista no estuvo exento de conflictos; por una parte, el control de las resistencias nativas, dio lugar a guerras, como la Guerra del Opio (1841-42) en China, la Rebelión de los Cipayos en la India (1857), o a Rebelión de los Borres (1899-1902), entre Inglaterra y las colonias holandesas de Orange y Transvaal.
También hubo conflictos con potencia extraeuropeas, que estaban en su propio proceso de expansión imperialista. Tal fue el caso de la Guerra Ruso-Japonesa (1904) por el control de Manchuria.

La Paz Armada, 1885-1914.

Durante un largo período, entre 1885 y 1914 "reinó la paz armada "en la mayor parte de Europa. La excepción fue la región de Los Balcanes, la más oriental de las penínsulas europeas de Mar Mediterráneo.
Se llamó la paz armada, ya que entre las naciones europeas existían muchas rivalidades en materia económica y debido a que las pretensiones colonialistas de unos y otros chocaban en múltiples oportunidades. Además, el auge de los sentimientos nacionalistas en diversas regiones aportaba su cuota de tensión.
Durante el enfrentamiento franco-prusiano de 1870 quedo claro que las batallas no involucrarían sólo a los militares, como ocurría en la antigüedad. Serían naciones completas las que se verían envueltas en la movilización bélica. Los progresos en el campo de las máquinas de combate hacía que la guerra cobrara un rostro cada vez más amenazador, capaz de poner en jaque el porvenir de toda una nación.
Las potencias se vieron embarcadas en la carrera armamentista. Alemania, temerosa de sufrir un ataque francés de revancha, contaba con más de 600 mil hombres de armas a fines del siglo XIX. El ejército francés tenía unos 550 mil soldados, el austriaco casi 400 mil y el ruso superaba el millón trescientos mil efectivos.
A esto hay que sumar el arsenal militar: fusiles, cañones, ametralladoras acorazados y buques torpederos llenaban el inventario, que cada día lucía nuevas piezas como submarinos, dirigibles y aeroplanos. Como este material bélico debía ser renovado y actualizado permanentemente, resulta fácil comprender que absorbiera una tajada considerable de los presupuestos de las naciones.

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